En Valencia con los suyos vivía el Campeador;
con él estaban sus yernos los Infantes de Carrión.
Un día que el Cid dormía en su descaño, sin temor,
un mal sobresaltó entonces, sabed, les aconteció:
Escapóse de una jaula, saliendo afuera, un león.
Los que estaban en la Corte sintieron una gran temor;
recogiéronse sus mantos los del buen Campeador, y rodean el escaño en guarda de su señor.
Allí Fernando González,
un Infante de Carrión,
ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;
metióse bajo el escaño, tan grande fue su pavor.
Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:-¡ Ay, que no veré Carrión!
Tras la la viga de un lagar metióse con con gran temor;
todo el manto y el brial sucios de allí los sacó...
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